Culto a la uva
Hace un par de años abrió Caiño, un lugar donde se respira amor por el vino y donde se busca que probarlo sea una experiencia divertida, agradable y distendida (rompiendo con el formalismo que rodea este mundillo, pero sin perder un ápice de calidad).
Al frente de Caiño tenemos a Lucía Araque, enóloga (también conocida como vendedora de vino en bares o taberneira del siglo XXI). Nos contó con mucho mimo y delicadeza cuál es la filosofía de este lugar —disfrute sin formalismo, un lugar para divertirse, divulgar y explorar—. Nos habló de su pasión por el vino y nos explicó con mucho detalle y cuidado varios de los vinos de la extensa carta (demostrando no solo toda la sabiduría que acarrea con respecto al vino, si no la humanidad que rezuma). El equipo que le acompañaba, en este caso la camarera que nos atendió —Alba—, seguía la misma filosofía que Lucía, amabilidad, dedicación y atención al detalle. Probamos vinos como «Quite» de Veronica Ortega, «Sal» de Iria Otero o «Ciclón» de Rufete (super buenos).
Alguna de las cosas que nos contaron fue que la mayoría de marcas con las que trabajan son cero comerciales, de productores pequeños. Aunque por supuesto también tienen botellas más conocidas e incluso de culto.
Con el fin de acompañar a los vinos, cuentan con una carta con platos tradicionales, pero elaborados con muy buen gusto y originalidad. Tuvimos la suerte de probar algunos de ellos, como la ensaladilla rusa (con mayonesa casera echa con el propio aceite del atún), las anchoas de Santoña (con un sabor muy original debido al uso de mantequilla), el sam de pulpo (presentado como un taco, creando una fusión gallego-mexicana), las croquetas de calamares en su tinta (uno de sus platos favoritos) o los gambones al ajillo (con un toque picante y muy sabrosos). También probamos uno de sus postres, la tarta de queso, pistacho y chocolate blanco (una tarta de queso diferente y poco empalagosa). Pero nos quedaron muchas cosas con muy buena pinta por probar.
El local es muy acogedor, con algunas paredes llenas de botellas de vino y otras llenas de fotografías tipo polaroid. Contaban con mesitas altas y bajas, para todos los gustos.
Organizan catas de vinos los los jueves y los viernes (podéis consultar la disponibilidad aquí por si hay algún cambio). Depende del día hay solo cata de varios vinos o cata y moja, donde también hay comida para acompañar a los vinos (a veces son catas temáticas). Los precios son bastante asequibles de 30€ a 50€ y duran alrededor de hora y media. También puedes organizar con ellos una cata a tu medida.
En definitiva, si buscas un bar de vinos por la zona de Retiro, este es tu lugar. Un lugar donde beber buen vino y aprender sobre éste desde el disfrute.
Datos de Interés:
Qué: Caiño. Bar dedicado al vino.
Dónde: C. de Ibiza, 35, Retiro, 28009 Madrid
Horario: Martes a jueves de 18:00 a 00h. Viernes de 18:00 a 00:30h. Sábados de 13:00 a 00:00h
Cómo llegar:
Precio medio: 25€/30€
Teléfono:91 060 72 80
Más información: Web, Instagram