Cuando se habla de inversión inmobiliaria, muchos propietarios tienden a fijarse únicamente en el precio de venta o en la renta mensual que reciben. Sin embargo, para conocer la rentabilidad real de una vivienda, es necesario ir más allá y tener en cuenta factores como los gastos, los periodos sin ocupación y la evolución del valor del inmueble a largo plazo.
Desde ShBarcelona, te explicamos cómo calcular la rentabilidad de tu vivienda de manera profesional, para que tomes decisiones con una visión completa y realista.
Rentabilidad bruta: el punto de partida
La rentabilidad bruta es el primer indicador que utilizan los propietarios para evaluar si una vivienda es o no una buena inversión. Se calcula de forma sencilla:
Rentabilidad bruta = (Renta anual / Precio de compra) x 100
Por ejemplo, si un piso comprado por 300.000 € se alquila por 1.500 € al mes (18.000 € al año), la rentabilidad bruta será del 6%.
Este cálculo ofrece una visión inicial, pero no refleja los costes asociados a la propiedad ni las posibles variaciones en la ocupación del inmueble. Por ello, es solo el primer paso.
Rentabilidad neta: la cifra que realmente importa
La rentabilidad neta muestra el beneficio real después de restar todos los gastos vinculados a la vivienda. Aquí entran en juego conceptos como:
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Impuestos y tasas (IBI, tasa de residuos, etc.)
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Gastos de comunidad y mantenimiento
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Seguros (hogar, impago, responsabilidad civil)
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Honorarios de gestión inmobiliaria
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Reparaciones o actualizaciones periódicas
La fórmula sería:
Rentabilidad neta = [(Ingresos anuales – Gastos anuales) / Precio de compra] x 100
Siguiendo el ejemplo anterior, si los gastos anuales suman 3.000 €, la rentabilidad neta se situaría en torno al 5%. Esa cifra es mucho más representativa del rendimiento real de la inversión.
Vacancia: el factor invisible que afecta tus ingresos
La vacancia (los periodos en los que la vivienda no está alquilada) puede reducir significativamente la rentabilidad anual. Incluso un mes sin inquilino equivale a una caída del 8,3% en los ingresos anuales.
En este punto, la gestión profesional marca la diferencia: una buena estrategia de marketing, mantenimiento preventivo y una política de precios realista pueden minimizar los periodos de vacío y mantener la rentabilidad estable.
En ShBarcelona, optimizamos este factor gestionando integralmente cada inmueble, con procesos de captación, selección y rotación de inquilinos que reducen la vacancia al mínimo.

La gestión profesional del inmueble marca la diferencia respecto a la rentabilidad. Foto vía Pexels
Amortización y revalorización: la visión a largo plazo
La rentabilidad inmobiliaria no se limita al alquiler. Con el paso del tiempo, los inmuebles suelen revalorizarse, lo que genera un beneficio adicional para el propietario.
Sin embargo, también debe considerarse la amortización o depreciación del inmueble, especialmente si no se realizan reformas o actualizaciones periódicas. Un piso bien mantenido, actualizado en instalaciones y estética, no solo conserva su valor, sino que puede aumentar su atractivo en el mercado.
Invertir en pequeñas mejoras (pintura, electrodomésticos eficientes, mobiliario moderno) puede traducirse en una revalorización superior a la inversión realizada.
Medir con precisión para rentabilizar mejor
Calcular la rentabilidad real de tu vivienda implica combinar datos financieros, conocimiento del mercado y una gestión eficiente.
No se trata solo de cuánto se ingresa, sino de cuánto se conserva y se hace crecer con el tiempo. Por eso, analizar todos los factores, tales como costes, vacancia, mantenimiento y revalorización, es clave para una inversión sostenible.
Desde ShBarcelona, tenemos una amplia experiencia en acompañar a los propietarios en este proceso, ofreciendo asesoramiento personalizado y gestión integral para maximizar el valor de cada inmueble. Si estás buscando un socio de confianza para la gestión de tu cartera inmobiliaria puedes contactar con nosotros cuando quiera.